La paradoja del maki de arroz en mHealth

En el post “Las cinco ‘Cs’ de los tablets en la medicina” ya comentamos algunas de las claves para implantar con éxito las tablets en el entorno sanitario. Pero… ¿qué es una tablet sin aplicaciones?

Es lo que llamamos “la paradoja del maki de arroz” (by América R. Arias Antón :). Un maki es un rollo de arroz con “relleno” envuelto por un alga o nori. El relleno adecuado es lo que marca la diferencia. Sin la cantidad justa y la mezcla idónea de ingredientes, es una simple bola de arroz envuelta. Una tablet sin aplicaciones útiles en medio de un hospital, es eso, una bola de arroz.

Cuando nos ponemos a cocinar nuestra App, es importante tener en cuenta a los futuros usuarios. Tenerlos en cuenta cuando buscamos los ingredientes, durante el desarrollo, y sin olvidar tener ‘feedback’ de ellos. El termino ‘usuario’ es muy ambiguo, no son solo los médicos; son los pacientes, son los gestores, son los técnicos o el equipo de soporte que gestiona los “electronic health systems”… Sí, los servicios de soporte, los que recopilan los datos, los que gestionan la información, también tienen algo que decir.

Recientemente The Commonwealth Fund ha publicado un artículo, “Health care quality improvement: There’s an App for that” (obtenido a partir de Doctors & Managers) en el que se detallan los tipos de “apps” que utilizan los médicos… o al menos que se descargan!

Estas aplicaciones se agrupan en cinco grandes bloques:

  • Clínicas
  • Diagnósticas
  • Salud pública
  • Telemedicina
  • Gestión de la enfermedad (disease management)

Para cada uno de estos bloques en el artículo se detallan ejemplos de cómo y para qué se utilizan las aplicaciones. ¿Pero qué tienen todas estas aplicaciones en común? O  mejor dicho ¿qué deberían tener?

¿Y qué es lo que debería tenerse en cuenta? ¿Cuál es la receta que toda app debería cumplir? Pues ahí va nuestra recomendación de ingredientes a utilizar para no caer en “la paradoja del maki de arroz”
1. Evitar desarrollar Apps que no son suficientemente visuales
2. Reducir a cero los problemas de compatibilidad
3. Cumplir la normativa: ya sea la existente, la que está en elaboración o incluso la que se intuye que aparecerá en breve
4. Tener capacidad de adaptación a los cambios, capacidad de mejora o de ampliación de nuestra app
5. Ser integrable en el proceso de atención a todos los niveles
6. Preparar nuestra App para el uso compartido por diferentes profesionales (médicos, enfermeras, soporte, pacientes)
7. Busca el respaldo de una sociedad médica o de una entidad de referencia
8. No volver a “reinventar la rueda”, sin tener en cuenta lo que ya se ha desarrollado: guías de práctica clínica, vías y procesos clínicos, etc.
9. Crear un proceso de feedback: una app permite acceso a los datos 24 horas al día, 7 días a la semana
10. Cumplir con los máximos criterios de seguridad

Aparte de esto, la experiencia indica que la aplicación más descargada en un país no tiene porque ser la más descargada en todos. Las enfermedades que más atacan a países desarrollados no coinciden muchas veces, con las que sufren los países en vías de desarrollo. Pero lo que sí es común son las recomendaciones y la necesidad de llenar las tablets de herramientas que mejoren la salud de personas, estén donde estén. Evitemos la Paradoja el Maki de Arroz.

Por: América R. Arias Antón y Juan Antonio Muñoz-Gallego

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